Ya hacía algún tiempo que no íbamos como participantes y montando stand, a una feria turística. El objetivo, darse a conocer en otros lares, mostrar nuestro producto turístico en una de las mejores Ferias de Turismo de este país (INTUR Valladolid) y comentar con clientes potenciales y compañeros de profesión nuestras propuestas. Así es que después de montar el pequeño Stand en donde una buena colección de fotos y una presentación Power point muestra al visitante las bondades y bellezas de alojamientos y entorno, nos sentamos con el ánimo de explicar donde estamos, la espectaculiridad de nuestras hoces y las características peculiares de nuestras casas. Pero nada. Nada de nada. La gente pasa, mira disimuladamente el merchandising gratuito y si no es una edición de superlujo, pasa de largo. Alguno, casi por compasión, coge un tríptico que introduce en una de las seis tremendas bolsas que sujeta, mas bien que arrastra y pasa al siguiente stand, en donde tal vez un boligrafo serigrafiado, un calendario en offset o una viruta de jamón de Guijuelo, le reconforte mas que nuestro triste tríptico.
Pero el visitante puede estar tranquilo, un poco mas allá de donde los 53 empresarios de turismo rural nos agolpamos en pequeños cubículos en una esquina del ferial, tratando de hacer alguna contratación, o al menos una misera reserva (tal vez abortada una semana mas tarde), se encuentran los macrostand de Castilla-León, anadalucía, Galicia xacobea o Canarias que le vomitarán una montaña de carísimo material promocional que ñeve la maltrecha moral del visitante trasn su pobre tránsito por la experiencia Intur rural.
Podríamos concluir que Valladolid está muy lejos de Albacete, que los vallisoletanos viajan y hacen ocupaciones en casas rurales de la zona norte del país, que Albacete carece de marca reconocible y su nombre no resulta apetecible turísticamente, que el apoyo de las instituciones hacia los empresarios de este sector, deben ir mas allá y con mas elementos imaginativos que la
mera composición de diseño novedoso de un excesivamente magnificado stand y la entrega compulsiva de material promocional.
Se aprecia un envilecimiento de estas ferias por el afán de consumo de papel divulgativo como forma de acceder a un visitante de ferias, que no de los productos de las ferias. Tal vez Intur Negocios haya tenido beneficios tangibles, no así Intur rural.
No obstante siempre se aprende, aunque solo sea para saber que esta feria no es el cauce correcto para llegar al consumidor de un producto ubicado en Albacete (tampoco para el gallego, asturiano, extremeño, etc. que había a nuestro lado). De algo sirvió que nuestros stands fueran tan pequeños y estuvieran tan juntos, así, casi sin moverme, pude restañar las heridas profesionales de mis compañeros vecinos, y ellos las mias.
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