El Caos , la desorganización, la ausencia de controles, la falta de gestión estricta, las estructuras organizativas flexibles, "amigables", la transversalidad, la horizontalidad en las comunicaciones, informaciones y decisiones, En el blog de Juan Sobejano se profundiza en esta aparente contradicción y en como la "desorganización" o la gestión del caos, permiten que los entornos no organizados, se adapten mejor a trabajos de servicios, en los que lo más importante es el despliegue de conocimientos por parte de las personas y, sobre todo, en aquellos que requieren respuestas diferentes y personalizadas para cada caso”, y esta afirmación se adapta como un guante a la gestión turística.
El caos como algo relativo, unas mínimas medidas y la capacidad individual de dirigir nuestro entorno/producto son las claves.
Ahora te propongo lo siguiente para entender esto. En primer lugar clikea en caos y dale volumen. Despues de impresionarte con la desproporción de ese cruce de Hanoi, te ruego que vuelvas a clikear, pero esta vez quítale todo el volumen.
Ahora, en cambio, verás un fluído armónico de vehículos acompasados al ritmo que marca cada uno de ellos.
El caos se autoorganiza para conseguir sus propios fines y curiosamente el único instrumento de orden es un pequeño claxon de vehículo (mas bien de moto) y la voluntad del conjunto para que funcione. Por esto, tal vez no hagan falta gruesos documentos de gestión empresarial, ni ferreos protocolos estandarizados para chequear de forma óptima los resultados de nuestro negocio; tal vez, simplemente, solo sea necesario tener la voluntad de hacerlo bien.
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